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¿Artista racional? y ¿científico emocional?

Actualmente, vivimos inmersos en una era plagada de paradigmas, tabúes y estereotipos; en la cual, nos es muy difícil echar un vistazo a nuestro alrededor sin tratar de catalogar a las personas cercanas por acciones que por un breve instante atestiguamos. Este acto inconsciente de etiquetar se ha convertido en un reflejo mental debido al bombardeo divisionista de la sociedad. En función de aficiones, características y gustos superficiales se dicta en cuáles grupos se debe pertenecer y en cuáles no. A continuación compararemos las estampas del científico cuadrado, lógico y emocionalmente hermético con la del artista depresivo, exhibicionista e incomprendido.

Los humanos al ser criaturas bio-psico-sociales, han desarrollado formas de comunicación que parten desde dibujos (simples representaciones pictográficas), hasta los lenguajes (complejos conjuntos lingüístico-literarios sistematizados bajo reglas lógicas); cubriendo una extensa gama de formas de comunicación y expresión de ideas, sentimientos, eventos, etc. Y aquellas personas que poseen capacidades expresivas sobresalientes, son inmediatamente clasificadas como artistas. De este modo y con el paso del tiempo, conceptos como “arte” y “belleza” se han asociado con célebres personajes que han plasmado sus ideas y sentimientos en el resto de la humanidad.

Artistas1

Aunque el concepto de arte siempre ha estado en discusión abierta, podemos deducir una idea principal de lo que es el arte; podemos decir que es la libre expresión de pensamientos y emociones, valiéndose de todo recurso material para transmitir su mensaje a todo individuo capaz de ser receptor. De éste modo, la noción subjetiva de belleza queda de lado, dando lugar a un estilo artístico que pretende explorar más allá de los sentimientos de confort y bienestar en el espectador, ejemplos de ello son el cine de terror o la fotografía documental.

Cabe destacar el importante papel que juega la libertad en nuestra idea de arte, pues esto implica que el artista no sufre de ninguna limitante durante la concepción de su obra, el artista no está atado al mundo material ni está bajo el régimen de alguna ley que restrinja su visión. Así es como surge el polo “opuesto” a los artistas: los científicos.

Con el transcurso del los siglos, la imagen de los científicos ha llegado a reunir características contrarias a las que tienen los artistas, pues se encuentran “atrapados” bajo un contexto de razonamientos lógicos y un conjunto de leyes que estipulan el modo en que deben actuar. El sistema de conocimientos científicos se obtiene mediante la observación de experimentos, la medición de cantidades y la organización del trabajo bajo una metodología, todo ello con el objetivo de explicar, predecir y controlar los fenómenos que ocurren a su alrededor.

Sin embargo, ¿es correcta la noción de estos personajes (científicos y artistas)?, ¿acaso la ciencia ha podido resolver todos los problemas desde el principio?, ¿todas las emociones humanas ya han sido expresadas por algún artista? Estas repuestas se obtienen con el análisis de la historia. Tomaremos como ejemplo la teoría geocéntrica del siglo II d.C., en la cual, Claudio Ptolomeo enuncia que la Tierra se encuentra en el centro del universo, siendo el sol, la luna y demás cuerpos celestes los que giran alrededor de ella. Esta teoría, a pesar de ser refutada por varios astrónomos (entre ellos Aristarco de Samos) fue tomada como un dogma hasta el siglo XVI, en el cual, Nicolás Copérnico con la teoría heliocéntrica fue capaz de resolver los extraños movimientos planetarios que la teoría geocéntrica no podía explicar. Esto demuestra que el conocimiento científico está en función de la evolución humana, del avance tecnológico y de los paradigmas de la época.

GeocéntricoHeliocéntrico

En un contexto científico, para explicar un paradigma, mentalicemos a todos aquellos filósofos y astrónomos que se formaron bajo el régimen de Claudio Ptolomeo y su Almagesto; tomaron la teoría geocéntrica como una verdad absoluta y la defendieron celosamente ante aquellos que la refutaban, pues a pesar de tener fundamentos lógicos que contradecían el geocentrismo, no tenían el poder político para imponer su propia concepción del universo. Éste es uno de tantos casos en que la búsqueda de conocimiento se ha visto obstruida por grupos pseudocientíficos que se aferran a su paradigma. De este modo, hemos de comprender que la lógica evoluciona, los conocimientos no son estáticos y que todo aquel que se llame científico debe adaptarse a estos cambios; para ello es necesaria una mente abierta.

La libertad de pensamiento no necesariamente implica un total desapego de lo material, sino que se puede prescindir completamente de él o se podría usar parte de ello. Así lo hizo Fidias, el más famoso escultor de la Grecia Clásica. En honor a él, se ha nombrado Phi (?) al número áureo, el cual representa la igualdad de la razón una recta divida en dos con respecto a su segmento más largo y la razón del segmento más largo con el otro. Esta proporción áurea se puede hallar en varios patrones de la naturaleza, desde la distancia entre las espiras de los caracoles hasta la anatomía humana; y ha sido usado en arquitectura, escultura, música y pintura.

EspiraPartenón

 

Como una muestra actual de cómo hacer uso de las leyes de la física y de la anatomía ocular para esculpir, podemos mencionar al matemático Jonty Hurwitz; quién ha expuesto sus creaciones en Londres y puesto a prueba la percepción sensorial de su audiencia.

Jonty Hurwitz

Se puede concluir, que lo que la sociedad se ha encargado de polarizar, en realidad está íntimamente vinculado: la apertura mental y la creatividad son las características de los genios intelectuales. La búsqueda de la verdad y la expresión están asociadas de un modo tal, que quien se nombre científico, también sea un artista que expresa sus sentimientos de mejorar el mundo por medio de sus investigaciones; y quién sea artista, se valga de todo recurso (científico o no) para imprimir su huella en el alma de los espectadores.

Eduardo.marquez@ctinmx.com

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